Una buena difusión: cuando la monetización directa es lo de menos

El negocio de la música ha tenido necesariamente que reinventarse en las dos últimas décadas, y es que, si bien estábamos más que acostumbrados a copiarnos las cintas de cassette o a grabar nuestros temas favoritos de la radio, fue el internet doméstico quien permitió un acceso absoluto y descontrolado a los nuevos discos de nuestros artistas favoritos. Así, el verdadero foco de los beneficios económicos para los grupos y cantantes pasaban a ser los conciertos sobre los discos vendidos, de los que cada vez obtienen menos margen (y no sólo por el elevado porcentaje que se quedan los sellos discográficos).

Ahora son Spotify, Apple Music y demás servicios de suscripción los que sacan tajada de los éxitos de los artistas, y asumido esto, tal vez es momento de establecer nuevas prioridades en cuanto a lo que significa tener éxito y obtener beneficios. Así, las acciones de todos ellos se han tenido que ir diversificando para arañar un poco de aquí y un poco de allá y no jugarse toda la compensación económica a una carta. Un trato cada vez más directo con los fans ha sido una de las estrategias que mejor ha funcionado. Cuantos menos intermediarios mejor, y los perfiles sociales, además de ofrecer un indicador a los artistas de si lo están haciendo bien o mal, consigue que estos seguidores sientan más impulsos de pagar por temas sueltos o por la entrada a un concierto.

La participación en grandes eventos relacionados con el mundo de los deportes, del cine o de cualquier otro género, o en festivales tanto gratuitos como de pago son también reclamos que, si bien pueden no suponer una fuente de ingresos directos para los artistas, a largo plazo engordará sus cuentas bancarias.

Uno de los ejemplos más obvios de recaudar dinero indirectamente es el merchandising. Aprendiendo de grandes como Kiss o Jimi Hendrix, auténticas leyendas del rock presentes incluso en juegos de casino online, ofrecer la propia imagen o el nombre para un juego o app es una opción que aportará ingresos hormiga: cuantas más descargas o más partidas se jueguen, más dinero se obtendrá a cambio por los derechos. Las máquinas virtuales de estas dos leyendas del rock tienen un nivel de detalle visual muy atractivo, pero son sus nombres y su banda sonora lo que las ha llevado lejos.

El merchandising se puede entender pues de miles de maneras (el cielo es el límite). La más tradicional, aunque precisamente por eso una de las más rentables, es la de la industria textil. A principios de año, Marshmello estrenaba su línea de ropa, pero también artistas como Afrojack han distribuido prendas de vestir y complementos como gorras o gafas de sol.

Por último, los regalos siempre enganchan. Conseguir que los fans se suscriban a listas de correo a cambio de regalarles un tema, o distribuir listas de canciones para escucharlas gratis se ha convertido ya en lo habitual, porque escuchamos música de manera gratuita desde los orígenes (nuevamente el ejemplo de la radio), pero cuanto más la escuchamos, más deseamos poseerla, así que vendría a suponer una especie de avance o trailer de lo que podemos llegar a adquirir desembolsando una cantidad de dinero aceptable.