El Seductor, la mirada del deseo de Sofía Coppola

La última película de Sofía Coppola “El Seductor” está basada en la novela de Thomas Cullinan “El Engaño” (1966), previamente llevada a la pantalla grande por Don Siegel en 1971 con la participación de Clint Eastwood.

El Seductor relata el despertar sexual de unas jóvenes a partir de la llegada de un soldado. La historia comienza cuando Amy (Oona Laurence), encuentra a un soldado de la unión gravemente herido (Colin Farrel). Debido a la Guerra de Sucesión muchas alumnas han abandonado los estudios y el internado de la directora Miss Martha (Nicole Kidman). Las alumnas aceptan cuidar del soldado hasta que se encuentre bien para retomar su camino, sin embargo despierta la curiosidad por el sexo masculino en las jóvenes. A pesar de ser un remake Coppola voltea la historia para contarla desde el punto de vista femenino. El sentimiento de soledad y aislamiento en los personajes se encuentra presente a lo largo de la cinta creando la sensación de melancolía.

Coppola retoma diferentes aspectos del deseo en cada personaje, Alicia (Elle Fanning) que se encuentra en plena adolescencia representa el despertar de sexual junto con curiosidad por la lujuria. Por otro lado se encuentra Edwina (Kirsten Dunst) la profesora del colegio, quien se encuentra reprimida y vive bajo la sombra de Miss Martha quien critica las decisiones que toma. Miss Martha, es un personaje que representa la madurez y la maternidad, un personaje valiente que hará todo por mantener sanas y salvas a sus alumnas.

El Seductor parece ser la consolidación de temas que la directora ha tocado a lo largo de su historia cinematográfica, los cuales ha lleva a la perfección con este último filme. En Marie Antoinette (2006) presenta una tensión con gracia de la alta sociedad que se entrelaza con la realidad, por otro lado las características y el sentimiento de encontrarse acompañado por mujeres mostrado en Las vírgenes suicidas (1999) y el sentir de encontrarse con lo ajeno y el aislamiento en Perdidos en Tokio (2003). Cabe mencionar que estuvo la forma y la puesta en escena estuvo sumamente cuidada.

Este año, en el Festival de Cannes otorgó a Sofía Coppola el premio a mejor dirección, quién ha logrado juntar dos mundos aislados: el de la alta sociedad y los miserables. Asimismo muestra a personajes aburridos de su cotidianidad privilegiada que los arrastra hasta desembocar en un final inesperado. A pesar de nunca haber realizado un film de género, Coppola se mantiene fiel a su estilo y su universo.